viernes, 23 de diciembre de 2016

Epoca de natividad


Amados Míos, En vista de que hay tántos de nuestros amigos hollando la Tierra hoy, quienes celebran con Nosotros el nacimiento de Nuestro Hijo en aquellos días lejanos en Nazaret, frecuentemente pienso en aquellos días y me causa admiración cómo muchos de ustedes recuerdan el sencillo “honor familiar” casero otorgado a Él. Temprano en esa mañana, Yo hice pan ázimo fresco y saqué agua cristalina del pozo. Nuestros amigos reunían hojas y parras, y adornábamos con guirnaldas los sencillos salones con manos amorosas y corazones sinceros y Él sonreiría; y algunas veces, con Sus propias benditas manos, entretejería por cuenta propia las hojas maleables en guirnaldas. Oh, las benditas hojas en sus manos,¡brillando con la Felicidad de Su Presencia! La naturaleza siempre se elevó a su plena altura en respuesta a Su Presencia, sentimiento que el hombre es frecuentemente incapaz de sentir en medio de su gran arrogancia y altivez. Aquéllos de Nosotros quienes lo amábamos nos dirigíamos al Templo mucho antes de que la gente se aproximara, y allí, juntos, glorificábamos al Señor, y reconozco que, silenciosamente, ya que de otra manera Él nos hubiera reprendido, dábamos gracias a Dios por Él. Ese día, Él no iría “adelante” sino que nos dedicaba el día. Cuán preciosos eran esos cortos días cuando, con temblor en mi corazón, no lo veía partir a realizar Su Misión, sino que sentía el confort de Su Presencia y el regocijo de permanecer en Su proximidad. 
Algunas veces uno de ustedes Me pedía que les hablara sobre la Natividad, y sentándonos, quizás, a la sombra de los árboles, procedía a hablarles sobre la hermosa historia que ha sido ahora entretejida dentro de su pompa navideña. Jesús, para placer nuestro, siempre traía un punto de la Ley para aclarar las experiencias, al tiempo que yo las entretejía, a veces al mismo tiempo que mis ocupados dedos tejían el lino en un tapiz. De esta manera fue grabada, en las mentes de aquéllos que lo amaban, la historia de los Evangelios, los cuales conmemorarían Su venida a generaciones aún por nacer desde la matriz del tiempo. Los niños de la aldea y los amigos cercanos venían por la noche y cantábamos juntos las viejas canciones de David y de la Gloria de Israel; y luego Él nos hablaba del Cielo y del Rey Eterno Uno y Padre de todos los corazones, almas y espíritus; y así transcurría el cumpleaños de nuestro amado Jesús, ahora llamado el Día de Navidad (Christ-Mass Day = “Día de la Misa del Cristo), y Él partía una vez más al día siguiente. Gracias, amados amigos de las edades, por recordar tanto a mi amado Hijo como a Mí. Que la plenitud de la temporada del Cristo se manifieste a través de sus corazones y espíritus, y también de los de toda la humanidad, y que disfruten ustedes de la asociación que anticipo tendremos entre nosotros durante el Año Nuevo, en mi cargo como Co-Madrina de sus amadas corrientes de vida. 
Este año, Navidad entraña más de lo que alguna vez haya entrañado hasta el día de hoy, porque Jesús actualmente está haciendo el Llamado para que la Dispensación que descarga la “Luz como de Mil Soles” sea vertida por doquier, hasta que toda actividad constructiva sea alimento de la humanidad y de la Tierra para siempre. Es nuestro gran privilegio, alegría y oportunidad de hacer este Llamado con Él durante la época de Su propia Vertida aumentada a la Tierra durante las Siete Semanas Sagradas. Démosle todos a Jesús tal atención, adoración y Gratitud a diario hasta el 18 de Enero, de manera que la Dispensación por la que Él está haciendo el Llamado, descargue esta Magna Victoria de Luz en Su Poder Cósmico antes de que la guerra pueda ser enfocada sobre América o impuesta sobre su gente. En vista de que en esta época del año, Jesús siempre intensifica Su Propia Vertida de Luz para la Tierra, desde el Día de Acción de Gracias, 30 de Noviembre hasta el 18 de Enero, está siendo calificada y cargada en esta ocasión por Su Llamado Cósmico al Gran Sol Central. Esta Dispensación disolverá todo egoísmo humano y discordia de la humanidad, de la Tierra y de su atmósfera para siempre. Tres millones de Estudiantes del “YO SOY” están invocando la misma Dispensación para que se disuelva y aniquile toda destrucción humana en la Tierra por siempre. Es la primera vez en la historia de la humanidad que la cantidad suficiente de personas de este mundo han hecho el Llamado pidiendo la Liberación de toda la humanidad, utilizando la Gran Palabra Creativa “YO SOY” en la Plena Autoridad de Vida, tal cual lo hacen los Maestros Ascendidos. Este Llamado es lo que los Grandes Seres Cósmicos de Luz han estado esperando a lo largo de las centurias, el cual los capacita para descargar el Poder necesario para purificar a la humanidad y a la Tierra. De manera que hoy día y todos los días, sigamos todos y cada uno haciendo este Llamado hasta que la Ley Cósmica descargue la Acción de Luz que se requiera para traer esta Liberación Eterna a toda la humanidad. Esta es, en verdad, la Navidad más maravillosa que la gente de la Tierra alguna vez haya tenido el privilegio de experimentar y aprovechemos todos y cada uno la oportunidad para traer la Victoria de esta Luz por doquier en el mundo, y rápidamente en ello. Esta Navidad, con el Más Grande Amor y Gratitud, con gracias y alabanza a la “Magna Presencia YO SOY”, a la Gran Hueste de Maestros Ascendidos y a la Huesta Angélica, a todos los Grandes Seres de Luz y a ustedes siempre sostenidos bajo esta Radiación, los revestimos con toda Bendición y Poder de Luz a nuestro comando.
Suya en apacible Amor 
Madre María